“Es prioritario usar un lenguaje comprensible. Escrito como se aprende en la escuela”, explica el regidor, que cree que estas prácticas violan el principio de neutralidad
Desde que el administración regional de Berlín se entregó al lenguaje inclusivo de género, las ordenanzas se leen a trompicones. Los plurales de cada sustantivo que lo requieren aparecen interrumpidos por asteriscos, guiones bajos, barras o dos puntos que, a modo de cuña, introducido…
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