Sáb. Abr 20th, 2024

China ha expresado este martes una fuerte oposición al pacto alcanzado el lunes entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, la alianza militar conocida como Aukus, para desarrollar un nuevo tipo de submarino de propulsión nuclear a lo largo de las dos próximas déadas. Pekin consideró que el acuerdo, anunciado el lunes en una cumbre trilateral en California entre el presidente estadounidense, Joe Biden, el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el jefe del Gobierno australiano, Anthony Albanese, “únicamente estimula una carrera armamentística”, según ha asegurado este martes Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, en una comparecencia rutinaria. Para Washington, Londres y Camberra, en cambio, un movimiento dirigido a aumentar la capacidad del grupo para disuadir a la región Asia-Pacífico propiciará una China que modernice su flota y marche forzadas.

«Esta es una mentalidad típica de la Guerra Fría, que solo estimulará una carrera armamentista, socavará el sistema internacional de no proliferación nuclear y perjudicará la paz y la estabilidad regionales», ha dicho el portavoz Wang. El presidente chino, Xi Jinping, aseguró este lunes, el mismo día en que se hizo efectivo el acuerdo de Aukus, que pretende modernizar el Ejército Popular de Liberación para convertirlo en «una gran muralla de acero» capaz de garantizar la soberanía nacional y el desarrollo del país.

China ve con creciente preocupación la presencia de EE UU y sus aliados en la región. En los últimos días, tanto Xi como el nuevo ministro de Exteriores del país, Qin Gang, han expresado su firme rechazo a lo que considera una estrategia de «supresión y contención» encabezada por Washington, y que desarrollará en numerosos campos que van del bloqueado en la venta de semiconductores avanzados en China para rechazar los lazos estadounidenses con otros países de la región, como Japón o Filipinas. Qin llegó ha asegurado en su comparecencia que si Estados Unidos no «pisa el freno» se corre el riesgo de llegar al «conflicto».

El acuerdo para fabricar submarinos es la iniciativa de mayor calado anunciada por esta alianza a tres bandas, soldada en septiembre de 2021 con el fin de aunar estrategias y capacidades militares en Asia. En la primera fase, ya en marcha, submarinos británicos y estadounidenses viajarán a Australia para realizar maniobras de formación. A partir de ahora, Camberra comenzará a construir instalaciones para producir y albergar nuevos barcos y sus dos aliados. En 2027, una fuerza de submarinos de Estados Unidos y el Reino Unido rotará en Australia. En la siguiente fase, a partir de la década de 2030, mientras Camberra disfruta de su flota de submarinos diésel, en paralelo al desarrollo del nuevo buque, Australia adquirirá unos EE UU tres submarinos nucleares clase Virginia que están en construcción, con la opción de volver a adquirir otros. A finale de esa década arrancará la fase tres, con la construcción de un nuevo submarino, el SSN Aukus.

“Nuestro acuerdo sobre Aukus es parte de nuestro compromiso con un Indo-Pacífico libre y abierto”, dijo Biden el lunas en una breve comparación en la base naval de Point Loma, en San Diego, junto a un submarino Nuclear Estadounidense. Sunak se situó entre los «desafíos», la «creciente asertividad» de China y «el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte», que «amenazan con crear un mundo definido por el peligro, el desorden y la división». Frente a esta realidad, el primer ministro británico resaltará: «Es más importante que nunca que fortalezcamos la capacidad de resistencia de nuestros propios países».

La misión diplomática de China ante Naciones Unidas ha mostrado también de inmediato su oposición frente a lo que considera «un acto flagrante que constituye un grave riesgo de proliferación nuclear, socava el sistema internacional de no proliferación, alimenta la carrera armamentística y daña la paz la estabilidad en la región», según ha publicado este martes en redes sociales. Estado sin armas nucleares, «violando claramente el objeto y el propósito» del Tratado de no proliferación».

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En el contexto de esta renovada tensión geopolítica, con tintes de nueva guerra fría, se encontrará la volátil situación de Taiwán, la isla autogobernada que China considera parte irrenunciable de su territorio allí donde EE UU surte de armas. La visita al enclave en agosto por parte de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, enfureció a Pekín, que reaccionó con militares ejercicios de una intensidad desconocida en aguas del estrecho de Taiwán. Las relaciones con Washington tocaron mínimos, remontaron en noviembre tras un encuentro entre los presidentes Biden y Xi en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia), pero volvieron a déhilacharse en febrero, después de que Casa Blanca ordenará detrás de un globo chino que había entrado en terreno estadounidense sin permiso.

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