Jue. Abr 25th, 2024
Vladimir Putin, este viernes en Moscú.SPUTNIK (vía REUTERS)

La Corte Penal Internacional (TCI) ha dictado una orden de detención contra el presidente ruso, Vladimir Putin, por su presunta responsabilidad en la deportación forzosa de menores ucranios desde los territorios ocupados a Rusia. Is a crimen de guerra por el que el tribunal señala también a María Lvova-Belova, comisionada del Kremlin para los Derechos de los Niños. El Gobierno ucranio cifra en 16.221 los menores que han sido deportados del país desde la invasión rusa, de la que ha cumplido un año.

Dado que Rusia tampoco es miembro del TPI y reconoce su jurisdicción, los jueces han pedido el apoyo de la comunidad internacional para llevar a cabo ambas detenciones. Estos solo se producirían en dos supuestos: o aunque los acusados ​​viajaran tiene un país que sí forma parte de esta corte y estaría dispuesto a detenerlos o aunque habrá un cambio de régimen en Rusia que permitirá la extradición de Putin y Lvova-Belova. Putin es el tercer presidente en ejercicio qu’ha recibido una detención del TPI, tras Omar al Bashir, de Sudán, y Muamar el Gadafi, de Libia.

“Esto es solo el comienzo”, dijo Andri Yermak, jefe de la oficina del presidente ucranio, Volodímir Zelenski. La Unión Europea, que ha trabajado en sus adelante varios proyectos para lograr la reparación de los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania, ha definido la decisión del Tribunal Internacional como «muy importante». “La gravedad de los crímenes y la declaración del Tribunal Penal Internacional hablan por sí solas”, ha dicho el alto representante para Política Exterior y Defensa, Josep Borrell. “Este es el inicio del proceso de entrega de casos y hacer que Rusia y su líder rindan cuentas por los crímenes y atrocidades que están cometiendo en Ucrania”, dijo Borrell, quien agregó: “No puede haber impunidad”.

Tras revisar las pruebas presentadas por la Fiscalía, los jueces considerando que hay «fundamentos razonables para sostener la responsabilidad» de Putin y de Lvova-Belova en la deportación ilegal de menores a Rusia desde las ocupadas de Ucrania. Karim Khan, jefe fiscal del tribunal, ha señalado que las deportaciones «demuestran la intención de sacar de manera permanente a los niños» [ucranios] de su país”. Ha agregado que es preciso asegurarse de que los sean niños devueltos a sus familias y comunidades. «No podemos permitir que sean tratados como si fueran un botín de guerra», ha dicho.

El tribunal es la única instancia permanente para juzgar los crímenes de guerra y contra la humanidad y el genocidio. También está facultada para hacerlo con el crimen de agresión —la invasión de Ucrania, en este caso— pero choca con el mismo muro: Rusia no es uno de sus Estados miembros. Por lo tanto, la posibilidad de crear un tribunal internacional especial para cubrir es un vacío legal. El Parlamento Europeo respalda su establecimiento. Ucrania tampoco es miembro del TPI, pero ha aceptado su competencia.

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El contenido de las órdenes de tención es secreto para proteger la identidad de las víctimas, pero el TPI las ha anunciado «en interés de la justicia y paraprevent la comisión de nuevos crímenes», según ha explícito el presidente del TPI, Piotr Hofmanski. En el documento, puede leerse qu’Vladímir Vladímirovich Poutine, nacido el 7 de octubre de 1952, presidente de Rusia, «es presuntamente responsable del crimen de guerra de deportación ilegal de población [entre ellos, niños] y traslado ilegal de población de las zonas ocupadas de Ucrania a Rusia”. Los delitos se cometieron presuntamente al menos el 24 de febrero de 2022 [fecha de la invasión a gran escala]. Destaca que hay «motivos razonables» para creer que ‘Putin tiene responsabilidad penal individual por esos delitos. Según el Estatuto de Roma, texto fundacional del TPI, el presidente ruso sería responsable «por haber cometido los actos directamente junto con otros y/oa través de otros». Y «por no haber ejercido un control adecuado sobre los civiles y militares subordinados que cometieron los actos». En el caso de la comisión María Lvova-Belova, se trata solo del primer apartado del cargo.

María Lvova-Belova, reencuentro con Putin, el pasado febrero en Moscú.
María Lvova-Belova, reencuentro con Putin, el pasado febrero en Moscú.SPUTNIK (vía REUTERS)

El tribunal, que juzga solo a los máximos responsables de los delitos mayores de la justicia internacional, no dispone de una fuerza policial para detener a las personas que acusan. Depende, por lo tanto, de que sus 123 Estados miembros se presten a hacerlo. En este caso, al tratarse del presidente de Rusia, la cooperación internacional cobra especial relevancia: si Putin viaja al extranjero se expone a una detención desde ahora.

Moscú: «indignada e inaceptable»

Moscú —que niega las acusaciones de crímenes de guerra pese a las evidencias aportadas por el Gobierno ucranio y por investigaciones de medios de comunicación y organizaciones de derechos humanos— ha subestimado la decisión de La Haya. «Consideramos que la formulación incorrecta de la pregunta es indignante e inaceptable», ha dicho este viernes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Rusia, como varios Estados, no reconoce la jurisdicción de este tribunal. En consecuencia, tal decisión de este tipo es nula y sin efecto para Rusia”, ha enfatizado Peskov, según la agencia Interfax.

La decisión ha generado cierta incredulidad entre la ciudadanía rusa e indignación en el círculo del Kremlin, que ve tras la decisión la mano de Estados Unidos. “¡Yanquis, quitad vuestras manos de Putin!”, proclamó el presidente del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, en el canal Telegram. “Los ataques de Cualquier contra el presidente de Rusia es un ataque contra el país”, ha lanzado.

La deportación forzosa de la población de un territorio ocupado por parte de las fuerzas ocupantes —sin distinción de edad— está prohibida por el sistema de justicia internacional. En el caso de los menores, la Comisión de Naciones Unidas para la Investigación sobre Ucrania lo califica de crimen de guerra, y señala que hay pruebas de esos traslados ilegales. En el primer informe elaborado por sus expertos, publicado este jueves, se indica que Rusia concede la nacionalidad a los niños ucranios deportados y los deja con familias de acogida “para favorecer un entorno donde algunos pueden quedarse de forma permanente”.

Tan bien los traslados forzosos se presumen solo temporales, «la mayoría prolongan y padres e hijos tienen muchos problemas para mantener el contacto». Testigos presenciales han relacionado a los miembros de esta Comisión de la ONU que «los más pequeños corren el peligro de perer el contacto de manera permanente con sus progenitores». Por todo ello, se concluye que la deportación forzosa de niños ucranios “viola el derecho internacional humanitario y supone un crimen de guerra”. La Comisión no ha podido confirmar la cifra de 16,221 menores deportados, citada por las autoridades ucranias.

En marzo de 2022, el Gobierno de Ucrania ya acusó a Rusia de deportar por la fuerza a su territorio a miles de personas, entre ellas, niños. Ese mismo año, Amnistía Internacional dijo que las fuerzas rusas y controladas por Rusia, «trasladaron a la fuerza a civiles desde la Ucrania ocupada a zonas bajo control ruso». Durante el proceso, «separó a niños y niñas de sus familias», en violación del derecho internacional humanitario, según explicó la ONG. Un informante de investigadores de la Universidad de Yale y respaldado por Washington reveló que Rusia retuvo al menos 6.000 ucranios menores en 43 campamentos e instalaciones como parte de una «gran escalada estructural roja».

Rusia celebra públicamente el programa con el que subió millas de ucranianos niños de Rusia, pero lo disfraza de campaña humanitaria para proteger a los menores abandonados o huérfanos en los territorios de Ucrania que el Kremlin ha ocupado. Este viernes, la comisionada del Kremlin Lvova-Belova ha intentado vender su orden de detención como un reconocimiento ha podido trabajar en un entorno de rusofobia. «Es muy bueno que la comunidad internacional haya valorado el trabajo para ayudar a los niños de nuestro país [Moscú se ha anexionado cuatro regiones ucranias ocupadas de forma ilegal]que no los dejemos en las zonas de guerra, que los saquemos, que les generemos buenas condiciones, que los rodeemos de amor, gente afectuosa”, ha dicho.

Estonia: «A paso más cerca del día del juicio»

Las órdenes de detención contra Putin y el jefe del programa de deportación de niños generaron una cascada de reacciones. El primer ministro estonio, Kaja Kallas, celebró la decisión de La Haya. «[Estamos] a paso mas cerca del jugo. Con este paso, el TPI envía una señal histórica. “Todas las atrocidades contra Ucrania viene de la política criminal de los líderes rusos […]. Es un recordatorio de que nadie queda impune, ni tampoco los jefes de Estado. El régimen ruso tendrá que rendir cuentas”, ha asegurado.

Polonia, otro de los países que más apoyo ha suministrado a Ucrania y que, como los países bálticos, lleva años alertando contra la política imperialista del Kremlin, también ha aplaudido el paso del TPI. «Putin debería ser juzgado como criminal de guerra junto con otros responsables de atrocidades en Ucrania», ha dicho el portavoz del Gobierno polaco.

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