Mar. Abr 16th, 2024

Bloqueos, alegar de faltar a la palabra dada, amenazas poco veladas… . El texto, propuesta estrella del partido ecologista, quiere prohibir la instalación de nuevas calderas de gas y carbón en Alemania a partir del año que viene. El Consejo de Ministros reveló su redacción el mes pasado, pero ahora los liberales dicen que tienen dudas. Que heno que mejor. Y han bloqueado su tramitación parlamentaria.

El proyecto de ley debería haber comenzado a discutirse esta semana, entre miércoles y viernes, en el Bundestag, pero a última hora el FDP, el partido liberal de Christian Lindner, ministro de Finanzas, ha impedido qu’entre en el orden del día. El hombre fuerte de Los Verdes, Robert Habeck, ministro de Economía y Clima, ha estallado en público contra sus socios de Gobierno. El ha acusado de «romper su palabra». «Quiero dejar constancia de que el FDP no está cumpliendo la promesa que hizo», ha dicho visiblemente enfadado.

El tripartito había acordado que la ley saliera adelante antes del verano —las sesiones terminan el 7 de julio y no se regresan hasta septiembre— y ahora parece imposible cumplir esa fecha límite. Los Verdes oscila entre la incredulidad y el disgusto. «No recuerdo que en las últimas décadas haya hábito un gabinete qu’apruebe una ley, la víe al Bundestag y después ponga condiciones o directamente se manifieste en contra», dijo la vicepresidenta de Los Verdes en el Parlamento alemán, Julia Verlinden.

La guerra de las calderas no es ni mucho menos el primer chocque entre los socios menores de los socialdemócratas de Scholz, pero incorporó un nuevo peligro para la estabilidad del Ejecutivo. Si Los Verdes cumplen su amenaza y empiezan a bloquear proyectos de ley de los liberales como represalia, toda la agenda legislativa de Scholz se verá perjudicada. El FDP lleva meses jugando a la contra dentro del tripartito, un pulso que incluso han llevado a Bruselas al bloquear la ley que limita los motores de combustión.

Acabar con el caos

La oposición democrática, mientras tanto, nos frotamos las manos. Su líder, Friedrich Merz, que rechaza los planos de Habeck, ve en el rifirrafe interno una oportunidad de oro para desgastar a Scholz. El ha acusado de «falta de liderazgo» y el ha espetado que tiene que «poner fin cuanto antes al caos». La ley de Habeck, por supuesto, debería ser retirada, opina el sucesor de Angela Merkel.

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La polémica ocurre en un momento muy delicado tanto para Habeck como para Scholz, puesto que ambos están en su peor momento de popularidad desde que echó a andar la coalición semáforo. Al ministro verde le ha afectado el escándalo de presunto nepotismo y conflictos de interés por el que la semana pasada tuvo que destituir a su secretario de Estado de Energía y mano derecha, Patrick Graichen. Habeck, que ha sido considerado un candidato potencial a próximo canciller, ha visto caer su valoración en las encuestas en los últimos meses a medida que se iban conociendo algunos de sus planos climáticos. El partido sufrió una derrota muy dolorosa en la ciudad-Estado de Bremen hace unos días, donde obtuvo su peor resultado histórico.

La situación de Scholz tampoco es muy boyante. El SPD registra la peor intención de voto a escala federal desde el verano de 2021 y algunas encuestas recientes sitúan a los socialdemócratas por detrás incluso de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD).

La ley de las calefacciones está llamada a generar polémica dentro y fuera del tripartito. In primer lugar, por el escaso plazo con el que se ha plantado. El Gobierno quiere lanzar su guerra contra las calderas de gas dentro de escasos seis meses y sin que estén todavía claras las condiciones para acceder a una subvención.

La preocupación cunde entre los propietarios, porque los sistemas de bomba de calor (que calienta o enfría aire o agua usando electricidad) que quiere impulsar el Ejecutivo son mucho más caros (y también mucho más eficientes) que las calderas tradicionales alimentadas con gas, diesel o carbono. Más de la mitad de los 84 millones de alemanes calientan sus casas con gas, un combustible que hasta hace poco más de un año fluía en grandes cantidades ya bajo precio desde Rusia, pero que la invasión de Ucrania ha puesto en cuestión.

El proyecto Los Verdes ley plantó solo el 65% de los sistemas de calefacción de nuevas instalaciones funcionales que provienen de energías renovables. Alemania sería adelantaría así a las intenciones de la Unión Europea, que trita una normativa similar y contemplaba el fin de la calefacción abastecida con combustibles fósiles para 2035 (cinco años antes de que se cuelgue la UE).

En Berlín, al sector de la construcción y la edificación le preocupa que el año pasado supuso el 15% de las emisiones de gas de efecto invernadero, alrededor de 112 millones de toneladas. Calentar los hogares alemanes venir alrededor del 40% de todo el consumo anual de gas en el país. Esto tendrá que reducirse drásticamente si Alemania intenta acumular sus objetivos de reducción de emisiones.

Los alemanes muestran en las encuestas estar a favor del cambio a combustibles renovables, pero a la vez rechazan las medidas concretas como la ley de las calefacciones de Los Verdes. Según una encuesta de las televisiones ntv y RTL publicada poco después de conocerse el borrador, un 78% dijo estar en contra de los planes de Habeck. La principal preocupación, el bolsillo. Pese a que el Gobierno ha asegurado que destinará millas de millones en subsidios para ayudar a instalar los nuevos sistemas, el ciudadano medio desconfía.

El FDP de Lindner ha captado bien esa preocupación y la está explotando en su beneficio, según relacionarme con mis escuelas El Spiegel. El semanario asegura que los miembros del partido están haciendo circular una lista de 101 preguntas supuestamente «sin respuesta» sobre el proyecto de ley, la mayoría sobre los costos para los propietarios. El ministerio de Habeck respondió a una lista similar dentro del tripartito, pero este nuevo documento parece estar destinado a los medios de comunicación ya trasladar la idea de que, hasta que no se aclaren esas cuestiones, los liberales no darán luz verde a la tramitación parlamentaria .

Los detalles de la financiación aún no se han hecho públicos, pero el Estado está dispuesto a costar hasta el 50% de la instalación de calefacciones verdes a las familias que lo necesitan. Incluimos en la baraja una especie de buen extra climático, del 20%, para incentivar a quienes sustituyan su caldera antes de tiempo. Beneficiaría, por ejemplo, a los propietarios de calfacciones de carbón, diesel o gas de más de 30 años que aún no necesitan ser reemplazadas porque todavía funcionan bien.

El grueso del presupuesto se destinará a las personas de bajos ingresos, ha anunciado el Ministerio de Economía y Clima, pero también se prepararán líneas de préstamos a bajo interés independientes de la renta familiar. El desembolso de las calefacciones preocupa especialmente a los jubilados, que tienen muchos problemas para obtener un credito en el banco. También tienen excepciones: los mayores de 80 años no estarán obligados a instalar bombas de calor y si las calefacciones de gas pueden funcionar con hidrógeno en el futuro también se permitirán.

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