Dom. May 12th, 2024

El movimiento de protesta por la reforma legal en Israel ha elevado este jueves su pulso al Gobierno con lo que han denominado «Día de la resistencia contra la dictadura», que incluye acciones en distintos puntos del país, entre las que destaca el corte de carreteras Hay una concentración en el principal aeropuerto israelí, Ben Gurión, para tratar de impedir que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, vuelva a Roma para reunirse con su homóloga italiana, Giorgia Meloni. Un grupo de manifestantes ha logrado bloquear una de las vías de acceso al aeródromo, sin que la policía violara el tráfico sin provocar graves interrupciones en el funcionamiento de la terminal. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, qu’había anunciado en una entrevista con el canal 13 que no permitirá que «a los anarquistas bloqueen el aeropuerto», ha personado en el Ben Gurión para supervisar su funcionamiento.

La protesta ha dejado también huelgas parciales y piquetes en las universidades. En el norte del país, décadas de embarque y kayak han bloqueado el acceso al puerto de Haifa. Están previstos también escraches frente a las casas de miembros del Ejecutivo. Algunos colectivos, como trabajadores sociales, Veteranos del Ejército, abogados o empleados de sectores como la alta tecnología o la sanidad, protagonizarán marchas en distintas localidades. Los organizadores adelantaron en los días anteriores que habrán “muchas sorpresas”.

Un grupo de manifestantes bloqueó una vía en Tel Aviv, este jueves. ABIR SULTÁN (EFE)

La marcha principal tiene lugar en Tel Aviv, con miles de personas manifestándose con bandas israelíes y canciones como «Ha llegado el momento de echar al despota». La ciudad costera es el epicentro del movimiento de protesta que ha sacado a las calles cientos de millas de israelíes en los últimos dos meses. El motivo es una propuesta de reforma legal que debilitaría al Tribunal Supremo y cambiaría en beneficio del Ejecutivo el sistema de elección de sus magistrados. La iniciativa, promovida por el Gobierno de Netanyahu, que juró el cargo el pasado diciembre, fue aprobada la pasada semana en primera lectura en el Parlamento. Aún necesita otras dos.

Sus promotores la defienden como una forma de dar más poder a las instituciones democráticamente electas frente a un Supremo al que acusan de interventor en demasía y conconidad política intencional. Sus detractores ven, en cambio, un intento de laminar la división de poderes por parte del Gobierno más derechista en las siete décadas de historia del país, al estilo de lo sucedido en Polonia y Hungría.

Policia a caballodurante la protesta por las calles de Tel Aviv, este jueves.
Policia a caballodurante la protesta por las calles de Tel Aviv, este jueves. RONEN ZVULUN (REUTERS)

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La reforma permitiría al Parlamento anular una decisión del Supremo y convertiría a los asesores legales del Gobierno (hoy cargos profesionales con opiniones vinculantes) en políticos cuya valoración solo sería consultiva. También daría al Ejecutivo en la práctica una mayoría en el comité que nombra a los jueces de la corte y eliminaría una herramienta jurídica que permite al Supremo dejar sin efecto aquellos o nombramientos políticos que se consideran «irrazonables».

El nuevo pulso ocurre en medio de la expansión de la protesta al Ejército, la institución más valorada con diferencia por los israelíes judíos, en parte por su papel unificador en un país atravesado por numerosas fracturas internas. La última muestra es una carta en la que unos 400 reservistas de la unidad especial Maglan piden al ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien usó su influencia para sostener la reforma legal con el fin de “proteger al Estado de Israel”, y advierten de que no se quedarán «de brazos cruzados» si acaba saliendo adelante, porque «cambiaría el rostro del país».

borrador de consenso

Gobierno y oposición no están dialogando formalmente sur la reforma, porque el primero insiste en hacerlo en paralelo al trámite parlamentario y el segundo demande su paralización para sentarse a la mesa de negociaciones. Sin embargo, el presidente israelí, Isaac Herzog, ha generado un canal alternativo ―compuesto por académicos de distintas tendencias ideológicas― del que ha salido un esbozo de texto de consenso. Segun el diario Yediot Aharonot, en la versión remozada, el Knesset (Parlamento) no podría anular las decisiones del Supremo, ni el Gobierno contaría con la mayoría automática para elegir a los jueces. A cambio, la corte quedaría despojada de la facultad de tumbar leyes básicas (con carácter constitucional en un país sin Constitución) y la herramienta de la «irrazonabilidad» quedaría limitada a decisiones «patentemente absurdas» que no versen sobre «políticas o nombramientos».

Protesta por el centro de Tel Aviv, este jueves.
Protesta por el centro de Tel Aviv, este jueves. RONEN ZVULUN (REUTERS)

El secretario del Gobierno, Yossi Fuchs, con tareas similares a las de un jefe de gabinete, ha calificado en Twitter la propuesta de “seria” y de “base para la negociación”, con tan solo “algunas lagunas”. Herzog aseguró el pasado lunes que la posibilidad de un acuerdo marco «está más cerca que nunca» gracias a las negociaciones «entre bambalinas», y glosó en abstracto los beneficios del nuevo texto. Los líderes de la protesta le respondieron, sin embargo, que sus “esfuerzos sinceros están desafortunadamente destinados al fracaso”. «Hasta que ningún pensionista [el Gobierno] su intención de transformar Israel en una dictadura, no de tendremos nuestra lucha para preservar Israel como Estado judío y democrático”, sentenciaron.

La polémica parece haber comenzado a generar divisiones en el seno del Ejecutivo. La radio pública informó a los distintos ministros del Likud, el partido de derechas que encabezará Netanyahu, que insisten cada vez más para que ordene al titular de Justicia, Yariv Levin, que pise el freno, por el deterioro de imagen que está afectando la formación.

El primer ministro (casi) no tiene quien lo transporta

Benjamín Netanyahu, en la reunión semanal del consejo de ministros, el pasado domingo en Jerusalén.
Benjamín Netanyahu, en la reunión semanal del consejo de ministros, el pasado domingo en Jerusalén. GIL COHEN-MAGEN (REUTERS)

El viaje a Italia de Netanyahu este jueves ha venido precedido de una saga que muestra el alcance de la protesta. In los días previos, la aerolínea nacional, El Al, tradicionalmente encargado de los desplazamientos al extranjero de los primeros ministros, no encontró un solo piloto dispuesto a llevar a los Netanyahu (Benjamín y su esposa, Sara), aparentemente por una rebelión soterrada, según medios locales. Normalmente, estos viajes se planifican con semanas previas, pero los que se añaden más a la agenda, como sea, depende de si un piloto se presenta voluntariamente a hacerlo fuera de su horario habitual de trabajo.

La oficina del primer ministro ha abierto la licitación el pasado domingo a otras compañías aéreas nacionales. El ganador El Al y su primera ejecutiva, Dina Ben Tal Ganancia, anunció que el vuelo contará con personal «de acuerdo a los protocolos de la compañía y despegará con normalidad en la fecha prevista». Netanyahu, sin embargo, no volará (como es usual y quería) en un Boeing 777, sino en un 737, de los que la aerolínea tiene más en su flota y, por tanto, más pilotos perturbaciones para pilotarlos. La clase Business del modelo 777 es más grande que la del 737 y cuenta con asientos totalmente reclinables para hacer de cama.

Aunque El Al vinculó el incidente a la falta de pilotos del modelo 777 tras la pandemia, las palabras de Ben Tal Ganancia apuntan en otro sentido: «No echaremos un cable a ningún tipo de boicot, desde luego no contra el primer ministro de Israel […] Es un gran honor para nosotros transportarnos al primer ministro en los viajes de Estado. Es lo que siempre hemos hecho y lo que haremos en el futuro”.

A esto se suma una publicación en Facebook este jueves de una traductora del hebreo al italiano, Olga Dalia Padua, en el que asegura haber rechazado una ofrecida para ejercer de traductora de Netanyahu en Roma por considerar su liderazgo «extremadame peligroso en todo lo a la democracia en el Estado de Israel» y, sobre todo, porque -subraya- sus hijos no se lo perdonarían. «Siempre me animan a aceptar trabajos nuevos. freedom […] Decidí escucharlos», concluye su respuesta a la propuesta, que ha difundido omitiendo la identidad de la destinataria.

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