El municipio de Santa Bárbara, Huehuetenango es el último sitio de cobertura de vacunación del país contra Covid-19. De una población estimada de 22.762 habitantes, solo 498 personas (2,2%) fueron vacunadas con la primera dosis. Con el régimen completo: 46 personas (0,2%), según la junta del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), hasta el 18 de agosto.
“Es una situación complicada, la gente ha sufrido discriminación; no solo del Gobierno, sino también del propio pueblo Mam, que los considera los más pobres ”, explica el padre Rómulo Méndez, quien llegó a esta comunidad en 2017 para brindarles apoyo espiritual, además de feligreses del San Rafael Pétzal. ayuntamientos, San Juan Atitán y San Sebastián Huehuetenango.
Desde el inicio, la gestión de la pandemia por parte de las autoridades sanitarias provocó el rechazo de los vecinos. “Con el primer caso de Covid-19 detectado, el MSPAS ordenó el aislamiento de la comunidad. La persona infectada venía de Estados Unidos, cumplió su cuarentena, pero a la gente le parecía que no estaba enfermo. “
Según la junta del MSPAS, al 18 de agosto, este municipio tiene registrados 78 casos de Covid-19. Estos números, bajos en relación a otros municipios urbanos, hacen que los vecinos consideren que la cartera de Salud es de ellos. “Es cierto que cogimos la gripe, pero la pasamos”, dice el cura, según una encuesta que realizó en las comunidades de Santa Bárbara.
NO CONFÍAN EN LA VACUNACIÓN
Cumplir con un plan de vacunación en esta comunidad ha sido difícil. Uno de los argumentos se debe al caso (no comprobado) de un trabajador de la Salud que habría fallecido tras ser vacunado. Esto hizo que la población reaccionara a este rumor con frases como: “Las vacunas no sirven, solo vienen a matarnos”, dice el cura.
Una autoridad sanitaria desprestigiada, sumada al incumplimiento de las medidas de bioseguridad son parte del escenario cotidiano en Santa Bárbara.
En la Iglesia Católica, los feligreses saben que no pueden entrar a Misa sin una máscara y deben usar gel. Pero fuera de ese espacio, las demandas terminan. “La gente respeta la iglesia, el problema es municipal, el alcalde no lo exige por miedo a la población. Se acercan las elecciones y quiere llevarse bien con todos ”, dice el padre Méndez.
A su vez, Efraín López, alcalde de Santa Bárbara, dice que los responsables del puesto de salud hicieron esfuerzos. A su vez, reforzó los mensajes con las autoridades comunitarias, pero la gente no quiere vacunarse. “Los empleados municipales ya están vacunados, yo también”, dice el alcalde. Cuando se le preguntó qué vacuna recibió, respondió que no sabía.
EXCLUSIÓN HISTÓRICA
Alrededor del 70% de sus habitantes suele acudir a las fincas como jornaleros. Históricamente, el estado no les ha prestado atención, a pesar de que Santa Bárbara se encuentra a unos 20 minutos de la capital departamental, explica.
La carretera que conduce al municipio fue presupuestada unas tres veces, sin completar el tramo. El presidente Jimmy Morales fue el último en llegar en compañía del diputado por Huehuetenango. Avanzaron solo un kilómetro y se volvió a abandonar.
“Son buenas personas, explica Méndez, pero la misma exclusión significó que, una vez que se sentían discriminados o amenazados, estaban decididos a usar la violencia”, explica Méndez. Recordó un episodio en el que se incendió la subestación policial cuando liberaron a un delincuente.
SEGUNDO BAJO: CONCEPCIÓN, SOLOLÁ
El municipio de Concepción, Sololá, es el segundo más atrasado en vacunación del país. Pero no es por falta de vacunas, sino por desinformación. Con una población estimada de 3.927 habitantes, el número de personas vacunadas es de 88 personas (2,2%). Con el esquema completo: 33 personas (0,8%), según la junta del MSPAS hasta el 18 de agosto.
El alcalde Pedro Juracán Leja explica que la población de este municipio supera los 7.000 habitantes, dato que no coincide con la estimación del consejo de vacunación Covid-19.
La situación es la misma que en otros municipios, donde los esfuerzos del puesto de salud, ubicado en el caso urbano, fueron en vano. Esto contrasta con los rumores en las redes sociales y en algunas sectas religiosas que difunden ideas negativas sobre la inmunización.
Juracán atribuye esta situación a los pocos contagiados: solo cuatro registrados en ese municipio. Desde su cargo, cree que la mejor campaña de prevención viene con el ejemplo. Como hiciste con tu padre de 74 años.
Estuvo de acuerdo en que el único lugar donde la gente aplica los estándares de bioseguridad es dentro de la Iglesia Católica, pero en la calle, la mayoría de las personas se olvidan de usar una máscara, distancian a las personas y se lavan las manos.
PANDEMIA, POBREZA Y ESCUELA BAJA
Otros municipios en situación similar en los últimos cargos del consejo de vacunación son Santa Lucía La Reforma; Totonicapán; así como Chisec y Senahú, Alta Verapaz, por nombrar los últimos tres. Tienen en común altos niveles de pobreza y baja educación.
La respuesta del MSPAS a este problema es que se ha implementado la “Estrategia Integral de Inmunización Comunitaria”, que está en línea con el Plan de Vacunación y la Agenda del Plan de Vacunación.
“En comunidades rurales de difícil acceso trabajamos con la Estrategia Comunitaria en mini concentraciones donde se vacunan grupos prioritarios, pero también se pueden vacunar personas de 18 y más años con esta estrategia netamente comunitaria”, que se lleva a cabo en áreas sanitarias como: Ixil, Ixcán, Suchitepéquez, Huehuetenango, Petén y otras comunidades abandonadas, señalaron.
ANTIVACUNAS?
En Guatemala, existen varios grupos anti-vacunación que dan a conocer sus ideas en las redes sociales. En Facebook, uno de ellos es Médicos por la Verdad Guatemala 2, que sigue a un grupo similar en Argentina y una red más grande en América Latina. Se solicitó hablar con uno de sus representantes, pero no respondió.
Estados Unidos no es ajeno a una situación similar. El periodista de CNN Camilo Egaña se refiere a la “pandemia política”, donde Texas y los estados sureños más conservadores son los más atrasados y reacios a la vacuna. Están dirigidos por gobiernos republicanos y representan la mitad de todas las personas hospitalizadas en el país.