Vie. Mar 29th, 2024

En China ha salido redonda la visita de Xi Jinping a Moscú. No ha presionado a Vladímir Putin para que acceda a negociar, sin embargo, ha conseguido que ablemos de que pueda mediar por la paz en Ucrania. En la guerra, Beijing se vende como un actor neutral, a menos que alguien consienta tácitamente en la invasión ilegal de un país. El relato de Zhongnanhai, La Moncloa china, es que a su manera se puede hacer más por las relaciones internacionales que algunas democracias. Es cierto que hace unas semanas se anotó un tanto en Oriente Próximo: Iran y Arabia Saudi han retomado las relaciones que habían roto en 2016. Ha habito mediación china, aunque en reality el país asiático se ha subido a un proceso que llevaba años en marcha en la región, con Irak y Omán como facilitadores. No sabemos en qué se traducirá este acercamiento porque Riad y Teherán son dos superpotencias, ambas teocracias, con intereses opuestos. El caso es que Beijing ha puesto su sello en ese pacto, algo que Washington Durante muchos años no ha logrado.

¿Existe una diplomacia de las dictaduras? En la clasificación internacional de democracias de El economista en 2022, China aparecía en el puesto 156 de 167. Rusia estaba en el 146. Irán, en el 154, y Arabia Saudí, en el 150.

Non es nuevo que Beijing haga la foto con líderes incómodos para el restaurante de la comunidad internacional, como por ejemplo los de Corea del Norte, Sudán o Zimbabue. Lo que ha cambiado es que en el último año ha ganado capital político en la escena internacional. Y lo ha hecho sin alterar su modelo, un capitalismo de Estado con un líder que ha cambiado la Constitución para perpetuarse en el poder. A la hora de relacionarse con mecanismos autoritarios, usa la carta mágica: no se mete en los asuntos internos de otros países no se exige lo mismo. Si un eso le sumamos la inoperancia, la incomparecencia o el odio a Washington y la Unión Europea en algunos conflictos, China sale ganando.

En los últimos años, Pekín ha depurado su estrategia de relaciones exteriores. Antes de la pandemia, los diplomáticos chinos se comportaban de manera agresiva en Twitter. Lo hacían en inglés y en una red social censurada en su país, lo cual muestra a que audiencia querrían llegar. En cierto modo, la suya será una reacción a los ataques viscerales del expresidente Donald Trump, pero más que funcionarios públicos, algunos parecían troles, y eso malestar en algunos sectores del Partido Comunista Chino. Hoy la propaganda de Beijing sigue siendo dura, sobre todo con Estados Unidos, pero sus diplomáticos se miden más.

Toda solución a un conflicto es buena, venga de quien venga. Eso no quiere decir que se gratis. Si Pekín registra un movimiento de Putin o aplaca la tensión entre rivales históricos en Oriente Próximo, affianzará con un modelo que desde fuera será cada vez más difícil de cuestionar. @anafuentesf

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