Dom. May 19th, 2024
El expresidente Donald Trump espera acceder a la lectura de los cargos, este martes en Nueva York.Seth Wenig (AP)

Sus abogados esperaban una entrega «sin dolor y con clase», un trámite lo más discreto posible, pero la expectativa por la comparación este martes de Donald Trump ante la Fiscalía del distrito de Manhattan (Nueva York) estuvo a la altura de la dimensión historia actual El primer mandatario de EE UU, en activo o retirado, que se sentará en el banquillo de los acusados ​​ha sido imputado este martes por 34 cargos derivados del pago de un soborno a la actriz porno Stormy Daniels para silenciar una aventura extramatrimonial , incluido el de conspiración, según la cadena NBC. La revelación de los cargos abre un nuevo e incierto capítulo en la carrera de Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca en 2024 mejor situado en las encuestas, en su partido y, por extensión, en la política de primera potencia mundial.

El magnate ha llegado a la sede legal en torno a las 13.30 h, hora local (19.30 h, en España peninsular), algo antes de lo previsto, mientras en la calle aún se cruzaban eslóganes a favor y en contra entre empujones e insultos. El denso cordón policial hizo prácticamente imperceptible para los curiosos la entrada de Trump en el número 100 de la calle Center, en el Bajo Manhattan, mientras el insistente rotor de las hélices de los helicópteros ponía la banda sonora al momento.

El expresidente Trump, con un aspecto entre demudado y desafiante, fue testigo de cómo los funcionarios le hicieron la ficha policial, pero evitó la imagen indignada del esposado. A continuación, pasó a la sala donde el juez Juan Merchan, del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, procedió a la lectura de los cargos, de los que se declararon «no culpables», forma equivalente a inocente usada en el juicio. sistema estadounidense. Un comienzo rápido, poco después, para satisfacer una expectativa previa. Una vez imputado, es decir, a la espera de juicio, el magnate puso rumbo al aeropuerto para regresar a su mansión de Mar-a-Lago, Florida. Desde allí está previsto que se dirija a sus seguidores a las 20.15 (las 2.15 en la península española), el horario de máxima audiencia.

Además de la justicia real, procesal, ha habito también mucho de justicia poética en la comparcencia de Trump, por haber tenido que humillarse, es decir, doblegar su orgullo y su altivaz —es la definición de la RAE—, ante el fiscal de distrito Alvin Bragg, an afroamericano, y el juez del Supremo Merchan, un hispano, uno de esos seres a los que el republicano demonizó llamándoles hombres malos, definido en 2016 a los inmigrantes. Un fiscal negro y un juez latino como nemesis de quien ha encarnado el poder y el éxito con mayúsculas, y que desde hoy tiene un asiento reservado en el banquillo de los acusados.

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L’imputación no impedirá que Trump aspire a la nominación presidencial en las primarias republicanas. Por el contrario, a corto plazo parece estar impulsándola como un cohete. Un comunicado de su oficina de campaña para 2024 aseguró que recaudó más de cuatro millones de dólares en las primeras 24 horas tras la decisión del gran jurado de Nueva York, el jueves, de imputarlo; y tres millones mas desde entonces. De los cuatro millones iniciales, el 25 % procede de nuevos donantes, lo que demuestra la caja de resonancia —además de registradora— del proceso. Su arrastre electoral, como candidato mejor situado en las encuestas —en la última sacaba 30 puntos de ventaja al aspirante oficioso Ron DeSantis, gobernador de Florida—, es, sin embargo, una incógnita, pues muchos analistas creen que el victimismo del momento se déinflará en medida que avance el proceso.

Pesa sobre la humillación pública de tener que rendir cuentas, lo que constituye una novedad para él, Trump no se lo a poner fácil a la justicia. Horas antes de su comparecencia, solicitó en su red social, Truth Social, que el juicio se trasladara a Staten Island, por considerarlo un «lugar muy justo y seguro» y, cabe añadir, políticamente mucho más afín a los republicanos que el bastión demócrata de manhattan El expresidente, además, se llamaba al juez del Supremo de Nueva York un «conocido odiador de Trump».

Merchan, de origen colombiano, juzgó el año pasado a uno de los principales colaboradores de Trump, Allen H. Weisselberg, quien durante décadas fue director financiero de la Organización Trump, y que enero fue condenado a cinco meses de cárcel y cinco años de condicional Libertad para la evasión de impuestos. Trump resucitó el martes esa afrenta en su red social, con dudosa sintaxis, para apuntalar su figura como víctima del sistema. “Fue un desastre injusto en un caso anterior relacionado con Trump. [Merchan] no quiso recusar instrucciones, dio horribles al jurado, y fue imposible tratar con él Durante el juicio de caza de brujas”, escribió. Persecución política y caza de brujas por parte de los demócratas —el fiscal Bragg lo es— son los dos conceptos con los que el republicano desautoriza la causa, así como la supuesta instrumentalización de la justicia como un arma arrojadiza, es decir, política. Trump agregó a Truth Social que la hija del juez trabajo en su día en la campaña de la actual vicepresidenta, Kamala Harris.

Además de no haber sido autorizada, la concentración convocada por la congresista Marjorie Taylor Greene (MTG, las siglas por las que se la conoce), una de las figuras republicanas más extremas, se diluye entre el paroxismo de cámaras, policías y curiosos que tomaron la plaza ubicada frente al edificio. Imposible ver nada, ni siquiera a George Santos, el congresista republicano por Nueva York que está en la picota por haber inventado buena parte de su biografía y su currículo. Santos, que como MTG se encuentra en el ala más radical del partido, es criticado incluso por muchos correligionarios, por lo que su presencia, lejos de suponer un apoyo sólido, marcó las contadas bazas de los concentrados, apenas un centenario.

La víspera, el alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams, había pedido contención y modales colgante una sesión informativa sobre las medidas de seguridad extraordinarias adoptadas. «Mientras estés en la ciudad, compórtate lo mayor que puedas», avisó el lunes Adams a MTG y sus seguidores. Partidarios y detractores de Trump se manifiestan en zonas separadas y delimitadas por la policía para evitar incidentes, pero a la vez como vivido recordé de la polarizada sociedad estadounidense. Auque el establecimiento republicano ha cerrado filas en torno a Trump, las manifestaciones de apoyo más extremas, como la de MTG, solo contribuiron a alimentar el circo mediático.

Dentro del edificio, en colisión con el bullicioso Chinatown, el Merchant game ya no arrastra por la expectación. La vispera, autorizó la presencia de cinco fotógrafos en la sala, a la vez que prohibía cualquier dispositivo electrónico, incluidos los móviles de los periodistas que hicieron fila durante toda la noche para acceder a la misma, sobre alegando que la transparencia no puede tener prioridad el procedimiento. “La comparación con Trump ha generado interés público y atención mediática sin precedentes. La población, con razón, está hambrienta de la información más precisa y actualizada disponible”, explicó Merchan en un comunicado. “Pero desafortunadamente, aunque genuinos e indudablemente importantes, los intereses de los medios deben ponderarse con los concurrentes” del procedimiento. El temple exhibido Durante el trámite por Bragg y Merchan fue lo más parecido a la entrega «indolora y con clase» que habían pedido, sin suerte, los abogados del acusado Donald Trump.

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