Vie. May 17th, 2024

Hoy en este boletín hablamos de patria. La palabra es un significante vacío desde mucho antes de que el teórico político argentino Ernesto Laclau acuñara esa noción. Desde siempre, en realidad, y el intento de llenar ese vacío ha dado lugar a un gran repertorio de esperpentos históricos. El último lo encarnan dos gobernantes que llevan años torturando el concepto de patria, al igual que el de pueblo. En definitiva, el de la democracia. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo seguramente ayer despojar de la nacionalidad nicaragüense a 94 ciudadanos, escritores, intelectuales, activistas políticos y periodistas. La villanía, que incluye la confiscación de sus bienes, se explica sola. Pero al mismo tiempo esta venganza da una idea de la perversión del mensaje de fondo. Ortega y Murillo determina quiénes merecen ser nicaragüenses y quiénes no. Vienen a decir «la patria soy yo», o «somos nosotros»: el primer atributo de los regímenes totalitarios.

En particular, estos días lo menos importante es lo que pretenden ser los jerarcas del sandinismo. Saber que no representa ninguna patria, que sus farsas electorales las desautorizan y que pisotearon la revolución que derribó en Somoza no es más que un hallazgo. Lo que importa es que más de 300 personas han perdido su nacionalidad por oponerse al régimen. La semana pasada el aparato de Ortega y Murillo sacó de la cárcel tiene 222 presos políticos, los embarcó en un charter a la vista y los envió a Washington. Una buena noticia, sin duda, a la que siguió un ajuste de cuentas. Bastó una reforma exprés de la Constitución para declararlos “apátridas”.

El Gobierno de España ofreció la nacionalidad a este grupo, entre ellos Dora María Téllez, Comandante Dos de la revolución sandinista, los hermanos Cristiana y Pedro Joaquín Chamorro o el líder estudiantil Lesther Alemán. Un gesto de grandeza frente al odio demostrado por el régimen. El obispo Rolando Álvarez negó a bordo el avión y fue castigado con una condena de 26 años de cárcel. Pero ayer Ortega y Murillo reincidieron. Entre los 94 despojados de nacionalidad nicaragüenses están los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, el obispo Silvio Báez, la feminista Sofía Montenegro, la defensora de los derechos humanos Vilma Núñez y los periodistas Carlos Fernando Chamorro y Wilfredo Miranda, colaborador de EL PAÍS. Todos ellos son hoy más nicaragüenses que nunca y sus voces, junto también a la de nuestro compañero Carlos Salinas Maldonado ya la de tantos otros, las más valiosas para denunciar ante el mundo una deriva sin freno.

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