Vie. May 17th, 2024

El dijo que su país violó «la integridad territorial» de la Argentina con su ocupación de las islas. Fue tras un tuit de Jeremy Cleverly.

La inclusión del número Islas Malvinas en la comunicación final de la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), el martes pasado, desató en paralelo a la molestia británica con sus viejos socios en Bruselas, un duro cruce del canciller Santiago Cafiero conocido por el Reino Unido, Jeremy Cleverly.

«Estimado Secretario @JamesCleverly: el Reino Unido violó la integridad territorial de Argentina durante 190 años. Recuerdo que da cumplimiento a la Resolución 1514 de la Asamblea General de Naciones Unidas la autodeterminación no resulta aplicable a los habitantes de Malvinas«, tuitó Cafiero re-posteando otro tuit muy enojado de Cleverly.

«Los habitantes de las Islas Falkland tienen derecho a elegir su propio futuro. El 99.8% de los habitantes de las Islas Falkland vote for ser parte de la familia del Reino Unido. Argentina y la UE deberian escuchar su elección democrática», dijo Cleverly apeló al resultado de un referéndum que promovió a los británicos e isleños en 2013. embargo sobre el pecado este referéndum sólo fue simbólico, porque no tuvo carácter vinculante en ninguna organización internacional.

El enojo comentó por Cleverly en Twitter sigue a las palabrerías de Rishi Sunakel primer ministro británico, que literalmente tildó de «lamentable» que la Unión Europea llamara Islas Malvinas tiene lo que los británicos e isleños llaman Islas Falkland.

El punto en cuestión es el 13 del acuerdo CELAC-UE del martes pasado que decía así. “En cuanto a la cuestión de la sobriedad sobria de las Islas Falkland/Islas Malvinas, la Unión Europa ha tomado nota de la posición de la CELAC, basada en la importancia del diálogo y el respeto del Derecho internacional en la solución pacífica de controversias”. Allá CELAC apoya el reclamo de soberanía argentina.

Esta declaración de 41 puntos en total fue Aprobado por 27 países de la UE y 32 de 33 de la CELAC (Nicaragua se opuso a un punto sobre la invasión de Rusia a Ucrania y entonces se démarcó de todo) generó una aclaración del portavoz de los asuntos externos de la Comisión Europea, Peter Stano, de que la UE no había cambiado su posición sobre la cuestión Malvinas.

Pero el Gobierno argentino supo aprovechar la decena de editores y artículos que se multiplicaron en el extranjero como una de las consecuencias del Brexit: la separación de Gran Bretaña de la Unión Europea.

Para el caso, como reflejan bien los medios británicos, ni los funcionarios de Sunak ni los de Cleverly lograron con sus frenéticas movidas diplomáticas en Bruselas frenar que el comunicado dijera Islas Malvinas / Islas Falkland. Lo intentaron directamente con el Alto Representante para los Asuntos Exteriores y de Seguridad de la Unión Europea, Josep Borrell, que tomó nota del reclamo y punto.

Este jueves numerosos diarios británicos y no británicos reflejaron este aspecto de que por primera vez la Unión Europea llamó al archipiélago en disputa por el número con que lo reconoce en la toponimia argentina. Lo consideraron varios como «una derrota» del Reino Unido. ¿Una pequeña «revancha» por el Brexit?

Vale la pena la opinión del Iris Times, qu’uchas veces se ha puesto del lado argentino en el conflicto del Atlántico Sur.

«No hubiera sucedido antes del Brexit. Pero la salida del Reino Unido de la UE, defendida como un medio para extender la influencia global del Reino Unido, lo ha dejado fuera de la puerta de la cumbre UE-América Latina y el Caribe (Celac) de esta semana en Bruselas, y por lo tanto incapaz de blockar un pequeño gol pe diplomático de Argentina», acaba de escribir el Irish Times.

«Para decepción de los diplomáticos británicos, furia de la prensa británica que se ofende fácilmente y deleite en Buenos Aires, la UE respaldó una declaración respaldada por Argentina que incluye una referencia a las Islas Malvinas, el número argentino de Islas Falkland en disputa (en realidad refería a los números de ambo) por el que Margaret Thatcher libró una guerra en 1982».

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