En 2020 se registraron 344 suicidios, la cifra más alta desde 1996, último año registrado en el Anuario Estadístico de la Policía Nacional.
el problema de El suicidio en Nicaragua ha crecido a lo largo de los años en medio de la crisis social y política. El último Anuario Estadístico de la Policía Nacional cuenta 344 casos de suicidio en 2020 y se remonta a 2007, cuando hubo 143. En ese período de 13 años, 3.251 nicaragüenses decidieron suicidarse.
Los casos de suicidio han crecido exponencialmente desde 2007. El Anuario informa que, a partir de 2010, los casos apenas pasaron la marca de 200, cayeron levemente en 2013 a 180 y en 2018 aumentaron a más de 300 casos.
En 2020 se registraron 344 casos, la mayor cantidad desde 1996, último año registrado en el Anuario Estadístico de la Policía Nacional para el año 2000.
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En perspectiva, este aumento contrasta con una disminución general que se produjo a principios de la década de 2000.
De los 344 suicidios contados en 2020, 76 fueron mayores de 45 años, 133 se contabilizaron en el grupo de edad de 26 a 45 años y 95 en el grupo de edad de 18 a 25 años. Además, 40 menores se suicidaron. Por sexo, 273 hombres y 51 mujeres se suicidaron.
Managua fue el departamento con más casos de suicidio
Managua fue, con mucho, el departamento con más casos (88) según Anuario 2020, seguido de los departamentos de Matagalpa (45), Chinandega (30) y Madriz (24).
El Anuario 2020 cita las causas de la pasión (98), la salud (98) y la familia (95) como las principales. Apenas cuentan 10 suicidios por motivos económicos, pero desconocen las causas de los 43 restantes.
Roberto Ordóñez, presidente de la Asociación Nicaragüense para el Desarrollo de la Psicología (ANDEPSI), dice que son múltiples los factores que llevan a una persona a cometer una ideación suicida. Nombre depresión, adicciones y experiencias de violencia doméstica y / o sexual / física.
“Es importante saber que, en general, los factores son internos”, dice Ordóñez. «Lo que sucede externamente son desencadenantes, son estimulantes». Afirma que “la persona no se quita la vida porque esté endeudado, sino porque no tiene los recursos emocionales para contener la ansiedad, la angustia y el estrés que le provocan sus deudas”.
De esta forma, explica Ordóñez, la desesperanza, la baja autoestima, la autopercepción de desamparo y el sentimiento de falta de propósito o sentido en la vida de una persona se cruzan con factores externos, como la falta de empleo asociada a la deuda, y la llevan a quiere suicidarse.
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“El suicida no quiere morir”, enfatiza Ordóñez, “lo que quiere es dejar de sufrir”. Explique que la persona suicida ve la muerte como la forma más cercana de terminar con este sufrimiento.
Respecto al incremento en los últimos años, Ordóñez cree que los casos de abuso sexual en el país pueden estar relacionados con el aumento de los casos de suicidio. El Anuario 2020 de la Policía Nacional registra un aumento del 23,7% en delitos sexuales, con 2.603 hechos registrados en 2020, de los cuales 1.170 fueron violaciones.

También menciona que las muertes por COVID-19 pueden desencadenar un duelo traumático lo que a su vez contribuiría a la tasa de suicidios del país. “Estos velos traumáticos no han sido tratados y estas personas que tienen depresión reciben este estimulante para suicidarse”, explica Ordóñez.
Ordóñez asegura que no conoce ningún protocolo nacional para tratar la ideación suicida, pero menciona varios protocolos internacionales, como el elaborado por el Consejo de Psicología de España y los grupos de trabajo del Colegio de Profesionales Psicológicos de Costa Rica. Destaca que el suicidio es «perfectamente prevenible» y que «hay pocas universidades que hablen del tema y ofrezcan especialización o tomen cursos, pero el profesional responsable, ético y con ganas de formarse debe estar formado para afrontar el suicidio».
La psicóloga forense y miembro activo de ANDEPSI, Imelda Indira Torres, explica que el suicidio tiene “un marcado efecto emocional en las personas que te rodean” porque “hace del duelo una experiencia más complicada y dolorosa, que puede generar sentimientos encontrados: vergüenza, remordimiento, enfado y / o anhelo ”.
Torres recomienda que los dolientes busquen ayuda profesional, pero también destaca la necesidad de anticipar y evitar la tragedia.
“Si el lector o un amigo o familiar tuyo está atravesando una crisis y, además, demuestra alguno de los factores de riesgo descritos anteriormente, te invito a buscar ayuda lo antes posible, ya que actuar en las primeras etapas salva vidas. «
La Ley 641 sanciona con 2 a 6 años de prisión «quien induzca a otro al suicidio», «quien coopere con los actos necesarios y directos para cometer el suicidio de otro» y «quien provoque la muerte de otro a petición expresa de éste para provocar una enfermedad incurable o una condición insoportable ”.