Mié. Abr 24th, 2024
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El país vivió momentos importantes en los que ciudadanos o determinados actores mostraron su vocación patriótica destronando a tiranos y sinvergüenzas. Foto La Hora / Archivo.

Con razón, se cuestionó la celebración del Bicentenario de la Independencia, pero es justo decir que cuantas más razones haya para ello, mayores serán nuestras dudas sobre si solo los héroes son los responsables del país que tenemos o si, en al contrario, nosotros, la actual generación que ha sido testigo del mayor deterioro y descomposición que se ha producido en estos 200 años, no tenemos gran responsabilidad por haber tolerado con indiferencia este desastre institucional. Ciertamente, hace dos siglos, hubo un pacto de élites a espaldas del pueblo y vale la pena la molestia y la queja. Pero, ¿qué podemos decir de la forma en que ahora estamos permitiendo que nos quiten nuestra patria para hacerla simple y llanamente en la viña de un grupo de especuladores, políticos y particulares, que han abandonado por completo el sentido de la búsqueda de lo común? bueno.

Tuvimos momentos importantes en los que la ciudadanía o ciertos actores mostraron su vocación patriótica destronando a tiranos y sinvergüenzas. El siglo pasado, la unión ciudadana acabó con los 22 años de dictadura de Estrada Cabrera y luchó en las calles para encarcelar al tirano. 24 años después, un movimiento popular derrocó al tirano de 14 años, Ubico, y hubo una primavera democrática de diez años. Surgió un movimiento armado contra la corrupción de Ydígoras y luego tomó un rumbo ideológico radical que nos polarizó y nos lanzó a la violencia, pero sirvió, al menos, para que en el papel la necesidad de construir una sociedad inclusiva que tenga en cuenta a los históricamente marginados. de los padres.

Actualmente vivimos el momento más oscuro de la historia en cuanto a la destrucción de las instituciones republicanas, pero no hablemos de héroes si no hacemos algo para articular seriamente un nuevo pacto social, no un pacto de élite, en el que ponernos de pie. . acuerdo para reconstruir la patria saqueada sin piedad. Quejarse de nuestros orígenes es válido si y solo si estamos preparados para construir el país que anhelamos.