“Lograr la revitalización del corazón urbano generará un fuerte impacto entre las bonanzas, el desarrollo económico, las necesidades de estos barrios, los derechos de los vecinos y la valoración de la ciudad. […]»
La nueva ciudad de Panamá fue trasladada el 21 de enero de 1673 al sitio de Ancón, en lo que hoy se conoce como la Ciudad Vieja, al suroeste de donde se fundó Panamá La Vieja. Esta ubicación estratégica tenía una mejor planificación y era más similar a las pautas de la Corona para los edificios. En el sitio se construyeron iglesias, casas, una plaza principal y una muralla. Una gran fortaleza nueva.
Actualmente, su corazón está formado por los municipios de Calidonia, El Chorrillo, San Felipe y Santa Ana. Son escenarios de la vida nacional del país con pocas avenidas y calles y una gran riqueza turística, comercial, cultural y gastronómica poco aprovechada.
Sin embargo, el centro histórico presenta situaciones que merecen una respuesta interinstitucional por parte de las autoridades: robos, edificios abandonados, personas sin hogar, mala recolección de basura, falta de iluminación, mal saneamiento, espacios públicos desperdiciados, son parte de los problemas que se enfrentan a diario.
El Plan de Emergencia 2020, descrito en el Decreto Ejecutivo 572 del 10 de septiembre de 2020, que crea la Comisión Interinstitucional de Trabajo y Desarrollo de Planes y Proyectos en la Ciudad Vieja y Centro Histórico de Panamá, establece las recomendaciones y acciones inmediatas para la revitalización del conjunto monumental de la ciudad, que incluye los municipios antes mencionados. Esta es la punta de lanza para realizar las inversiones que requiere esta parte del capital.
En ellos se pueden encontrar plazas, edificios, museos e instituciones gubernamentales; algunos de ellos en buen estado, gracias al aporte del sector privado. Otros, en proceso de restauración, como el Museo Reina Torres de Araúz. Y también espacios en completo olvido, como el Teatro Variedades, que a principios de los años veinte fue escenario de grandes obras artísticas.
El corazón del principal conglomerado del país ha sufrido cambios en los últimos años, pero también un proceso de abandono y abandono por parte de los tomadores de decisiones.
Una gestión adecuada no solo preservaría el patrimonio cultural, sino que también renovaría y revitalizaría su infraestructura para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y generar efectos positivos para el desarrollo económico, el sentido de relevancia y cohesión social de los habitantes.
Hay una serie de estudios para mejorar las condiciones del núcleo ancestral y una gran cantidad de información sobre metodologías, que pueden ser muy bien adaptadas, siempre que contemplen y respeten a la población local para incluirla en el desarrollo de estas comunidades y al mismo tiempo, sus miembros participan en la formulación de estos cambios.
El corazón de la ciudad representa una valiosa oportunidad y un importante escaparate en este momento en el que tanto se habla de recuperación económica, ya que cada espacio debe ser rescatado para su uso adecuado, destacando las acciones sociales e integrales en la perspectiva del desarrollo territorial; pero hay que incorporar a los habitantes, visitantes y empresarios de estos sectores.
Debido a la gran importancia de esta capital, la participación activa de sus habitantes es parte fundamental en la ejecución de todas las acciones; al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad a largo plazo, y que no quede totalmente paralizado por los gobiernos posteriores. Aspirar a recuperar el Centro Histórico de Panamá colocará al país en la posición preferida de nacionales y extranjeros.
Lograr la revitalización del corazón urbano tendrá un fuerte impacto entre las bonanzas, el desarrollo económico, las necesidades de estos barrios, los derechos de los vecinos y la valoración de la ciudad como beneficio para todos. También complementará los valores culturales, sociales y patrimoniales que lo hacen único.
Educadora social.